En zonas de actividad ganadera alta se utiliza el estiércol como abono de cultivos para aprovechar al máximo los recursos. El único problema es que este estiércol puede contener bacterias fecales.
Para evitar problemas de contaminación de aguas, alimentos o cualquier otro foco en el que se desarrolle la bacteria el investigador de la Universidad de Córdoba Gonzalo Martínez ha estudiado el riesgo de contaminación de las aguas de riego de parcelas abonadas con estiércol.
Mediante la creación de un modelo matemático ha detectado que en estas situaciones es determinante el tiempo que hay entre que comienza a llover y el momento en el que el agua comienza a escurrir por la superficie del terreno.
De este estudio centrado en el análisis de la cantidad de bacteria E. Colicontenido en el agua se deriva que mientras más tiempo pasa entre el comienzo de la lluvia y el comienzo de la escorrentía, menor contaminación en el agua. La razón que explica esto es que mientras más tarda el agua en brotar de la tierra, más bacterias quedan atrapadas en esa tierra y más libre de contaminación va el agua.
Gracias a este modelo se podrán legislar las cuotas de aplicación de estiércol con la seguridad de que habrá peligro de contaminación.