La negociación colectiva es un elemento esencial para que las personas trabajadoras vean mejorado su nivel de bienestar laboral y vean reducido su nivel de precariedad. Ambas cuestiones, el mayor bienestar laboral y la menor precariedad, conllevan a su vez un aumento del compromiso de estas personas con las empresas. Por tanto, hay una clara relación entre la negación colectiva y el desempeño. Así se desprende de la Encuesta de Negociación Colectiva que ha dirigida el Centro Demoscópico de la Fundación 1º de Mayo de CCOO, y que ha sido coordinada por los investigadores del grupo Economía del Turismo, de la Cultura y del Deporte de la Universidad de Córdoba (SEJ-588) Jaime Aja Valle (de la UCO) y Ramón Rueda López (de la Universidad de León).
Concretamente, la encuesta, que se realizó a finales de diciembre de 2022 a una muestra de casi 1.600 personas trabajadoras, sostiene que más de la mitad consideran que negociación colectiva afecta de forma positiva a la seguridad y salud laboral y mejora sus condiciones laborales, lo que tiene un impacto positivo en su desempeño laboral. Además, el 54,7 % de las personas encuestadas consideran que los convenios colectivos mejoran la igualdad entre hombres y mujeres en la empresa.
A pesar de esta valoración positiva de la negociación colectiva, prácticamente la mitad de las personas trabajadoras considera que sus condiciones laborales vienen impuestas en su empresa y no tienen capacidad para negociarlas, y casi una de cada cuatro tiene miedo a sufrir represalias por parte de su empresa si se afilia a un sindicato.
El estudio analiza además la percepción por parte de las personas trabajadoras de sus condiciones laborales, especialmente de precariedad y del bienestar laboral en España. Así, según los resultados de la encuesta un 28,1 % de las personas trabajadoras considera que su empleo no le aporta suficientes ingresos. El 32,2 % asegura que sufre largas jornadas laborales y un 34,8 % considera que no tiene opciones de promoción en la empresa. A un 55,3 % de las personas trabajadoras, su trabajo les hace sentirse agotadas mental y emocionalmente, y a un 44,3 % les provoca estados de ánimo como irritabilidad, tristeza, tensión o nerviosismo. Una parte importante afirma tener dificultades para relajarse después del trabajo (30 %) y que el trabajo interfiere en su vida privada (36,8 %).
La encuesta también ofrece información en relación al género y la edad. Así, las mujeres disfrutan de menos derechos laborales y sufren jornadas más largas. Además, las mujeres muestran una mayor sensación de agotamiento o tristeza en el trabajo que los hombres, pero también una menor intrusión de los problemas laborales en su vida privada. Con respecto a la edad, el estudio concluye que las personas jóvenes están más expuestas a la arbitrariedad, pero perciben un mayor respeto de sus derechos; y que la edad es el factor que más influye pues genera mayor vulnerabilidad y menor seguridad en el mantenimiento de las condiciones.