Un Premio Nobel en la medina
Cuando alguien que ha dedicado su vida a la Física Teórica visita el Salón Rico de Medina Azahara se sorprende con su monumentalidad como cualquier mortal, pero inevitablemente termina haciendo preguntas como la que ayer hizo Gerard’t Hooft a Alberto Montejo, director del yacimiento. Se preguntaba el Premio Nobel de Física si en el trabajo de recuperación de los frisos se emplean algoritmos de reconocimiento de patrones en tres dimensiones. Es sólo una anécdota de los cuatro días que Hooft ha pasado en Córdoba, una ciudad de la que ha destacado “The beauty of the form ; la belleza de la forma”. Que un Premio Nobel en Física, con la mente tan matemáticamente amueblada como sólo la tienen quienes se dedican a la Física, destaque precisamente la geometría de las formas de una ciudad es la prueba de que ciencia y arte son sólo dos maneras de mirar una misma realidad. Conocimiento y arte son patrimonio de la Humanidad como la Mezquita de Córdoba y como la centenaria Medina Azahara. Dos enclaves que han logrado sorprender a Gerard't Hooft, el Premio Nobel de Física que teoriza sobre las propiedades de la materia, que intenta explicar los agujeros negros y que el sábado reconoció antes más de trescientos asistentes a su charla en el Rectorado de la Universidad de Córdoba que tiene más preguntas que respuestas. A Hooft, la Mezquita y el Salón Rico de Medina Azahara, que recorrió ayer acompañado por el director del yacimiento, Antonio Montejo, le sugieren la belleza de las formas, de la geometría, de la matemática, que es el lenguaje del patrimonio y de la naturaleza que los físicos se empeñan en explicar.