Un arasari piquipálido (Pteroglossus erythropygius), una especie de tucán que se puede encontrar en estos bosques ecuatorianos. Foto: Jerónimo Torres
Un equipo de investigadores del que forman parte Jerónimo Torres y José Manuel Seoane, de la Universidad de Córdoba, está desarrollando un proyecto de investigación de la biodiversidad de uno de los ecosistemas más amenazados del planeta: los bosques de niebla tropicales. El estudio se lleva a cabo en Ecuador y hasta la fecha ha logrado avanzar en el conocimiento y divulgación de los valores intrínsecos de estos bosques y destacados avances científicos: los biólogos están en proceso de determinación de una posible nueva especie de rana, han constatado la presencia de una tortuga que se desconocía tan al sur del país y han registrado más de 170 especies de aves. El estudio comenzó en 2014 y se prolongará hasta 2016.
Los bosques de niebla tropicales son “ecosistemas más amenazados que la Amazonía”, explica Jerónimo Torres, profesor de Didáctica de las Ciencias Sociales y Experimentales en la UCO. Se estima que el 90% de los mismos han desaparecido, fundamentalmente por la acción humana. Estas masas forestales se encuentran fundamentalmente en la zona ecuatorial del planeta. Son especialmente conocidos por parte del gran público los bosques africanos, por ser el hábitat donde vive el gorila de montaña (Gorilla beringei), en gran parte por la película Gorilas en la niebla. En Ecuador, persiste este ecosistema entre la costa del Pacífico y los Andes septentrionales, al este del golfo de Guayaquil.
Estos bosques andinos son ecosistemas muy amenazados. “Se han ido deforestando para ganar terreno a actividades agrícolas y ganaderas”, explica Torres. Además del riesgo de desaparición de esas zonas boscosas, “existe poco nivel de conocimiento de los animales y las plantas que las habitan”, lamenta el investigador de la UCO. En las masas forestales ecuatorianas que estudia el grupo del proyecto Bosques de Niebla se pueden encontrar monos aulladores, pumas, colibríes, anfibios y reptiles endémicos, orquídeas salvajes y helechos arborescentes de gran porte, entre otros. Además de cuantificar estas poblaciones y de ayudar a establecer políticas de conservación del entorno, los científicos esperan encontrar también sorpresas biológicas en forma de nuevas especies.
Reserva Buenaventura
El proyecto de investigación se ha centrado en la reserva Buenaventura, situada al sur de Ecuador, en la provincia de El Oro. La zona natural está gestionada por la Fundación de Conservación Jocotoco. Una de las pretensiones de la iniciativa es evaluar la recuperación de este entorno, puesto que la fundación ha empezado a recuperar el ecosistema original después de adquirir terrenos agrícolas y propiciar la recuperación del bosque tropical montañoso. La iniciativa se coordina desde la Universidad Técnica de Machala (Ecuador) y está patrocinado por el Proyecto Prometeo de la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación de la República del Ecuador.
En la primera etapa, los científicos realizaron dos estancias en los años 2014 y 2015 repartidas entre la Universidad Técnica de Machala y la reserva Buenaventura. En la siguiente fase, los investigadores estudiarán la presencia de mamíferos mediante fototrampeo, “lo que puede deparar sorpresas”, cree Torres, “ya que los mamíferos terrestres son normalmente nocturnos y muy difíciles de observar en estos bosques tan exuberantes, aunque se desconoce qué especies se pueden encontrar”.
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