La investigadora de DAUCO María Fernández Bravo expuso en el ciclo 'Mirando al cielo' las consecuencias que el excesivo uso de luz artificial está provocando en estos organismos
La contaminación lumínica se define como el brillo excesivo de la luz artificial en el ambiente nocturno, que interfiere con la oscuridad natural del cielo. Esta iluminación descontrolada que nos impide contemplar las estrellas por la noche también tiene efectos muy perjudiciales en los insectos, causándoles desorientación, alteración de sus conductas y hábitos migratorios o reproductivos e incluso conduciéndolos a la muerte. De esas 'luces letales' habló la investigadora de Entomología Agrícola de la Unidad de Excelencia María de Maetzu - Departamento de Agronomía, María Fernández Bravo, en la última sesión del ciclo 'Mirando al Cielo: Conversaciones en torno al Universo', una actividad organizada por la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación de la UCO y la Agrupación Astronómica de Córdoba dentro de la Semana de la Ciencia y del Plan Anual de Divulgación de la Universidad de Córdoba.
Durante la conferencia, la investigadora reiteró la importancia que tienen los insectos para la vida en el planeta y lo útiles que estos organismos, tradicionalmente tachados de molestos e inoportunos, pueden resultar al ser humano. No solo están en la base de muchas cadenas tróficas, sirviendo de alimento para animales como las aves, sino que también son responsables de la polinización de muchas plantas que consumimos y utilizamos las personas. También pueden ser grandes aliados para el campo al contribuir a la gestión de plagas, una de las líneas principales de investigación de este grupo de DAUCO que trata de estudiar métodos alternativos de protección de los cultivos de modo que no dependan exclusivamente de productos químicos.
Sin embargo, y pese a la importancia de estos seres, se estima que el 70% de los insectos del mundo ya ha desaparecido. Son varios los fenómenos que han conducido al declive de los insectos. Entre ellos, explicó la investigadora, están la contaminación ambiental y el cambio climático, la pérdida de hábitats, las enfermedades y patógenos, la competencia de especies invasoras o el uso de pesticidas, pero también la contaminación lumínica.
Frente a ello, María Fernández Bravo propuso una batería de pequeñas acciones que podemos realizar para mitigar los efectos de la luz artificial en estos seres. Por ejemplo, haciendo un uso responsable de la iluminación artificial, apagando las luces cuando no sean necesarias o instalando sistemas inteligentes como sensores de movimiento, pero también impulsando acciones de concienciación y promoviendo la investigación, fundamental para encontrar alternativas capaces de hacer frente a retos como este.