Un investigador de la UCO recupera un texto médico del siglo XV expoliado en la Guerra Civil Siria
Juan Pedro Monferrer advierte que los conflictos en Oriente Próximo están alimentando el mercado negro de escritos de gran valor patrimonial
Las guerras civiles en Iraq y Siria no sólo han supuesto la destrucción o saqueo de restos arqueológicos, también de códices y otros libros valiosos que contienen una parte del caudal del saber científico de la Antigüedad, la Tardoantigüedad y la Edad Media: obras de botánica, medicina o astronomía, por ejemplo. Una hoja de un códice médico árabe excepcional, copia del siglo XV o XVI en caracteres siriaco-arameos, de los pocos que se conocen y con gran valor patrimonial, ha llegado a manos del catedrático de la Universidad de Córdoba Juan Pedro Monferrer. Su equipo de investigación de Estudios Árabes e Islámicos ha comenzado un estudio para determinar su origen y alertar de la pérdida y destrucción de manuscritos de esta naturaleza.
“Se trata de un texto médico con finalidad práctica con un listado de simples y sus aplicaciones médicas indicando la afección a la que eran destinados las sustancias utilizadas”, explica Monferrer. El fragmento es de los pocos conocidos en registro karshuni (lengua árabe escrita con caracteres siriaco-arameos). El experto considera que su valor patrimonial es “enorme”. De acuerdo con datos paleográficos, su datación se situaría en los siglos XV o XVI.
La hoja, indica Monferrer, le llegó “de forma anónima a través de un amigo”. En algún momento, la persona que lo puso en circulación habría desgajado las hojas del códice al que pertenecía porque su venta de forma individualizada tendría más valor que el conjunto del manuscrito en el mercado negro. Monferrer, que dirige el Cordoba Near Eastern Research Unit (CNERU), ha llevado a cabo su traducción y estudio, determinando su datación, el contexto y el lugar de procedencia del escrito.
Monferrer advierte que los movimientos de libros y otros documentos de valor patrimonial “son bastante frecuentes” a raíz de la Guerra Civil Siria y del expolio que a causa de los diversos conflictos se están produciendo. “No hay ningún control sobre los mismos”, lamenta el especialista. “La compleja situación que vive el mundo árabe ha abierto la puerta a este negocio, que produce pingües beneficios”, describe.
Dado que el mercado negro es por naturaleza opaco, es difícil estimar qué cantidad de textos están saliendo de Siria y otros países árabes en conflicto para engordar tanto colecciones privadas como intereses varios de carácter depredador. “No podemos cuantificarlo, pero es realmente importante el numero de escritos árabes, árabes-coptos, arameos y etiópicos, entre otros, de gran valor patrimonial que está siendo expoliado desde hace unos años”, explica Monferrer.
El contexto
Los territorios que configuran los actuales estados de Iraq y Siria han acogido varias de las más influyentes civilizaciones de la Historia de la Humanidad. Desde que se produjo allí, en el Creciente Fértil, la revolución neolítica, han pasado por esta zona surcada por largos ríos civilizaciones como la babilonica, la asiria, la persa, la helénica, la romana, la bizantina, la árabe y la otomana. Muchas dejaron testimonio en forma de restos arqueológicos, lo que convierte la zona en una inmensa área propicia para la investigación arqueológica. Sin embargo, la inestabilidad política y las guerras amenazan toda esta riqueza patrimonial. A la destrucción propiciada por los combates o voluntariamente por las diversas facciones que constituyen el llamado Estado Islámico, se añade un intenso saqueo de los restos. La Unesco estima que el mercado negro de antigüedades genera tanto movimiento de capitales como el tráfico de armas o de drogas. Entre los objetos con los que se comercia no sólo hay vasijas, esculturas o elementos arquitectónicos, también hay textos, algunos de los cuales son de contenido científico. Estos textos nos permiten medir el grado de desarrollo de la civilización que los redactaba, copiaba y utilizaba.
En Oriente Próximo se conservó durante la Edad Media gran parte del saber científico y técnico de la Antigüedad clásica e indoirania y se enriqueció con las aportaciones de los árabes y de otros pueblos de Asia. La labor de traductores occidentales, al trasladar sus contenidos al latín y las lenguas romances desde el hebreo, el árabe o el arameo, permitió que después en Europa floreciera el conocimiento y se dieran las circunstancias para la Revolución Científica de la Edad Moderna. Sin la labor de los traductores árabes o hebreos, el progreso intelectual de Occidente, cuando menos, se hubiera ralentizado. Ahora, la guerra y el fanatismo religioso amenazan con destruir o, como mínimo, despiezar la labor de aquellos amanuenses.
Juan Pedro Monferrer. Destroying the Syriac manuscript heritage. Lost leaf of an Arabic herbarium in karshuni tore out from a codex. Conferencia dentro del ciclo ‘John of Seville and Limia. International Colloquia I’, 26 y 27 de mayo de 2015.
Juan Pedro Monferrer trabaja en su despacho con la hoja del códice médico recuperado del expolio en la Guerra Civil Siria
Las guerras civiles en Iraq y Siria no sólo han supuesto la destrucción o saqueo de restos arqueológicos, también de códices y otros libros valiosos que contienen una parte del caudal del saber científico de la Antigüedad, la Tardoantigüedad y la Edad Media: obras de botánica, medicina o astronomía, por ejemplo. Una hoja de un códice médico árabe excepcional, copia del siglo XV o XVI en caracteres siriaco-arameos, de los pocos que se conocen y con gran valor patrimonial, ha llegado a manos del catedrático de la Universidad de Córdoba Juan Pedro Monferrer. Su equipo de investigación de Estudios Árabes e Islámicos ha comenzado un estudio para determinar su origen y alertar de la pérdida y destrucción de manuscritos de esta naturaleza.
“Se trata de un texto médico con finalidad práctica con un listado de simples y sus aplicaciones médicas indicando la afección a la que eran destinados las sustancias utilizadas”, explica Monferrer. El fragmento es de los pocos conocidos en registro karshuni (lengua árabe escrita con caracteres siriaco-arameos). El experto considera que su valor patrimonial es “enorme”. De acuerdo con datos paleográficos, su datación se situaría en los siglos XV o XVI.
La hoja, indica Monferrer, le llegó “de forma anónima a través de un amigo”. En algún momento, la persona que lo puso en circulación habría desgajado las hojas del códice al que pertenecía porque su venta de forma individualizada tendría más valor que el conjunto del manuscrito en el mercado negro. Monferrer, que dirige el Cordoba Near Eastern Research Unit (CNERU), ha llevado a cabo su traducción y estudio, determinando su datación, el contexto y el lugar de procedencia del escrito.
Monferrer advierte que los movimientos de libros y otros documentos de valor patrimonial “son bastante frecuentes” a raíz de la Guerra Civil Siria y del expolio que a causa de los diversos conflictos se están produciendo. “No hay ningún control sobre los mismos”, lamenta el especialista. “La compleja situación que vive el mundo árabe ha abierto la puerta a este negocio, que produce pingües beneficios”, describe.
Dado que el mercado negro es por naturaleza opaco, es difícil estimar qué cantidad de textos están saliendo de Siria y otros países árabes en conflicto para engordar tanto colecciones privadas como intereses varios de carácter depredador. “No podemos cuantificarlo, pero es realmente importante el numero de escritos árabes, árabes-coptos, arameos y etiópicos, entre otros, de gran valor patrimonial que está siendo expoliado desde hace unos años”, explica Monferrer.
El contexto
Los territorios que configuran los actuales estados de Iraq y Siria han acogido varias de las más influyentes civilizaciones de la Historia de la Humanidad. Desde que se produjo allí, en el Creciente Fértil, la revolución neolítica, han pasado por esta zona surcada por largos ríos civilizaciones como la babilónica, la asiria, la persa, la helénica, la romana, la bizantina, la árabe y la otomana. Muchas dejaron testimonio en forma de restos arqueológicos, lo que convierte la zona en una inmensa área propicia para la investigación arqueológica. Sin embargo, la inestabilidad política y las guerras amenazan toda esta riqueza patrimonial. A la destrucción propiciada por los combates o voluntariamente por las diversas facciones que constituyen el llamado Estado Islámico, se añade un intenso saqueo de los restos. La Unesco estima que el mercado negro de antigüedades genera tanto movimiento de capitales como el tráfico de armas o de drogas. Entre los objetos con los que se comercia no sólo hay vasijas, esculturas o elementos arquitectónicos, también hay textos, algunos de los cuales son de contenido científico. Estos textos nos permiten medir el grado de desarrollo de la civilización que los redactaba, copiaba y utilizaba.
En Oriente Próximo se conservó durante la Edad Media gran parte del saber científico y técnico de la Antigüedad clásica e indoirania y se enriqueció con las aportaciones de los árabes y de otros pueblos de Asia. La labor de traductores occidentales, al trasladar sus contenidos al latín y las lenguas romances desde el hebreo, el árabe o el arameo, permitió que después en Europa floreciera el conocimiento y se dieran las circunstancias para la Revolución Científica de la Edad Moderna. Sin la labor de los traductores árabes o hebreos, el progreso intelectual de Occidente, cuando menos, se hubiera ralentizado. Ahora, la guerra y el fanatismo religioso amenazan con destruir o, como mínimo, despiezar la labor de aquellos amanuenses.
Juan Pedro Monferrer. Destroying the Syriac manuscript heritage. Lost leaf of an Arabic herbarium in karshuni tore out from a codex. Conferencia dentro del ciclo ‘John of Seville and Limia. International Colloquia I’, 26 y 27 de mayo de 2015.