Los bancos de alimentos, además de su labor solidaria, realizan una valiosa contribución ambiental que es poco conocida y menos valorada. Suelen aprovechar alimentos a punto de caducar o con envases defectuosos que, de otra manera, acabarían en vertederos o incinerados, generando emisiones de gases de efecto invernadero, una de las principales causas que afecta al cambio climático.
La Universidad de Córdoba, a través del grupo de investigación Eco-Efficient Cropping Systems y en colaboración con el Banco de Alimentos Medina Azahara de Córdoba, ha querido calcular cuál es la huella de carbono de la actividad que realiza esa organización y aportar propuestas para su reducción. Se trata de un tema muy novedoso. Hasta ahora sólo se ha calculado la huella de carbono de supermercados pero nunca de la actividad generada por el banco de alimentos.
Además de calcular el ahorro de emisiones de gases de efecto invernadero que se produce al evitar el desecho de alimentos, también se ha tenido en cuenta la huella de carbono que generan las cámaras frigoríficas destinadas a la conservación de alimentos, el transporte de mercancía, el uso de equipos eléctricos, la iluminación y el aire acondicionado. Con todo ello, el estudio concluye el banco de alimentos genera una huella de carbono negativa. “El ahorro de emisiones de gases de efecto invernadero como consecuencia de los alimentos donados es mucho mayor que la huella de carbono generada por la actividad”, ha explicado el catedrático Luis López Bellido, integrante del grupo de investigación, durante la presentación del estudio.
Además de calcular la huella de carbono, también se han aportado algunas recomendaciones prácticas para reducir la huella de carbono de la actividad que genera el banco de alimentos como la utilización de bolsas biodegradables, el uso de energías alternativas o elegir vehículos eficientes en el consumo de energía. El presidente del Banco de Alimentos Medina Azahara Carlos Eslava ha destacado el compromiso de la entidad con el medioambiente: “Hemos tomado una perspectiva nueva. No sólo trabajamos para ayudar a las personas más necesitadas sino también para proteger el medioambiente”
Por su parte, la vicerrectora de Políticas Inclusivas y Vida Universitaria Rosario Mérida subraya la labor de la Universidad de Córdoba con la sostenibilidad ambiental “que va más allá de manifestaciones públicas” y que se muestra tanto en pequeñas acciones cotidianas como en estudios como este. “Este estudio da más razones aún para que las administraciones apoyen los bancos de alimentos”, afirma.
Estos resultados, aunque focalizados en el Banco de Alimentos Medina Azahara, se pueden extrapolar a otras entidades similares. Gracias a su aportación al sistema de recuperación y redistribución del excedente de alimentos, los bancos de alimentos consiguen definirse como una solución verde para el alivio del hambre y la pobreza.