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Esta semana ha comenzado la primavera, estación del año en la que florecen la mayoría de las especies de clima templado y, por tanto, la estación en la que se liberan una mayor cantidad de granos de polen a la atmósfera. La Red Española de Aerobiología (REA), como red técnica de la Asociación Española de Aerobiología (AEA), viene presentando previsiones semanales (www.uco.es/rea) sobre el contenido de polen en el aire como medida preventiva a la hora de planificar actividades por parte de un importante porcentaje de la población que sufre algún tipo de alergia al polen. Después de un invierno en el que nos hemos visto expuestos a elevadas concentraciones de polen del ciprés, como principal causa de alergia invernal en el mediterráneo, en este momento son otras las especies arbóreas que se encuentran en floración, como es el caso del abedul y el aliso, bien representados en el norte peninsular, destacando el abedul por su polen causante de alergias en zonas de clima templado; y la morera y el plátano de sombra como árboles ornamentales presentes en gran parte del entorno urbano del conjunto de la Península Ibérica. El polen del plátano de sombra es una de las principales causas de alergia durante la primavera temprana, un árbol que se caracteriza por la liberación de sus granos de polen de forma explosiva y durante un periodo corto de tiempo. Las concentraciones de polen de plátano en el aire dependen en gran medida de su profusión como especie ornamental y por las labores de poda a que se haya sido sometido. En esta época del año, también la encina se encuentra en flor, una especie dominante en el bosque mediterráneo y en el paisaje de dehesa característico del área Mediterránea. Durante este periodo, algunas especies herbáceas se encuentran en flor, entre las que destacan las urticáceas, donde parietaria produce polen alergénico. Parietaria está más presente en zonas costeras del área mediterránea y atlántica, y en el casco histórico de ciudades, al crecer esta planta en fracturas de muros y edificios con un cierto deterioro. Al final de la primavera y durante el verano florecen la artemisia, los amarantos y quenopodios, unas especies que se encuentran distribuidas en el sueste peninsular por estar mejor adaptadas a la aridez, por lo que no responden de forma tan clara a los recientes cambios del clima.
Según AEMET este invierno ha sido el más cálido en España de todo el siglo XXI, con temperaturas medias elevadas que han provocado un adelanto de la floración en las especies de floración invernal y de primavera temprana. Por otro lado, la falta de precipitación durante la polinización ha producido una mayor exposición a estos granos de polen al no producirse el lavado de la atmósfera que se consigue con la lluvia. Esta posible falta de lluvia, y por consiguiente la falta de disponibilidad de agua por parte de la planta, será responsable de que se produzca previsiblemente un retraso de la floración en especies de primavera tardía, como ejemplo, el llantén, la acedera o vinagrera, o las gramíneas, siendo el polen de estas últimas el mayor causante de alergias primaverales y de principios de verano. El retraso de la floración se debe a una estrategia de la planta que esperan para acumular suficiente agua que asegure su buen desarrollo y la polinización, se trata de una estrategia frecuente en especies herbáceas. Por otro lado, además de esta falta de lluvia, la AEMET nos predice una "gran probabilidad" de que la temperatura alcance durante la primavera valores superiores a los normales en toda España, por lo tanto, la floración de estas plantas primaverales no será tan intensa y el final de la floración llegará con antelación, estando expuestos al polen durante menos tiempo de lo normal. Esta anomalía afectará con toda probabilidad al polen del olivo, segunda causa de alergia en la zona mediterránea, después de las gramíneas, que después de su baja floración durante la primavera pasada, se espera que se produzca una mayor intensidad. Sin embargo, las extremas condiciones del tiempo que se han predicho podrían no facilitar que la floración sea tan elevada como en otros años. Como siempre, la exposición al polen durante la primavera dependerá de las lluvias, aunque éstas sean esporádicas, con un lavado de la atmósfera que permita respirar un aire más limpio de contaminación polínica. Por lo tanto, será importante prestar atención a las previsiones para poder hacer un pronóstico más ajustado a la realidad.
Todos estos estudios sobre el contenido de polen en el aire van acompañados por observaciones de campo de la floración (estudios fenológicos) realizadas de forma rutinaria que permiten llevar a cabo una validación más ajustada sobre el contenido de polen en el aire. Todo ello permite que nuestras previsiones semanales, que se ponen a disposición del gran público, den lugar a resultados que no lleguen a producir alarmas injustificadas a los pacientes que sufren alergias polínicas a la hora de organizar sus actividades, y ayudando a los alergólogos a la hora de hacer sus diagnósticos y en la puesta en marcha de sus tratamientos.
Dada la situación que estamos viendo en la actualidad como consecuencia del Estado de Alarma, producido por la pandemia originada por la expansión del COVID19, aprovechamos esta ocasión para afinar mucho más aún nuestras previsiones, dado que algunos de los síntomas de las alergias polínicas podrían ser confundidos con los producidos por la infección del coronavirus, y prestarse a confusiones que debemos evitar por todos los medios a nuestro alcance. En todo caso, siguiendo en este momento la petición que se nos hace sobre confinamiento durante la cuarentena, la exposición a los alérgenos del polen será escasa y en consecuencia la sintomatología de la alergia.
La REA está integrada por diversas entidades aerobiológicas operando individualmente en el territorio que aportan sus observaciones para configurar una base de datos de ámbito estatal.