El genoma del olivo silvestre explica el porqué de la concentración de ácido oleico en la aceituna
Un equipo internacional, con participación de la Universidad de Córdoba, secuencia el genoma del acebuche y encuentra las singularidades genéticas que explican las altas concentraciones de ácido oleico en la aceituna, lo que podría servir a la mejora vegetal con interés productivo
Existe en Roma un monte hecho de restos de vasijas de aceite. El Monte Testaccio es la prueba física de la relevancia que la producción de aceite de oliva alcanzó hace unos 2300 años. Los restos de aquellos recipientes cuentan la historia de la que podría considerarse una de las industrias más antiguas de la Humanidad. Pero existen otras historias mucho más antiguas relacionadas con el aceite. Fueron reveladas al mismo tiempo que las del Monte Testaccio, cuando en el siglo XIX la fiebre arqueológica puso a los científicos a intentar explicarlo todo y por supuesto, el pasado. Por las mismas fechas, pero unos kilómetros más al Este, en el paso entre la Europa mediterránea y Oriente Próximo, en la Isla de Creta, aparecieron unas tablillas con anotaciones sobre el cultivo del olivo con unos 4500 años de antigüedad, unos mil años antes de que apareciera contado por primera vez el mito del diluvio universal, aquel donde una paloma trajo en su pico una rama de olivo como prueba de la existencia de tierra.