En España, el 51% de la población de 20 a 24 años son mujeres y las estudiantes universitarias de Grado representan un 54% sobre la totalidad; también son mayoría en los estudios de Máster. En el desempeño de funciones específicamente investigadoras, la paridad está casi conseguida, con un 49,5% de investigadoras y un 50,6% de técnicas de investigación. No ocurre lo mismo en el caso de los estudios de Doctorado ni en ramas de enseñanza como son las denominadas STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Mientras que las estudiantes concentran sus preferencias en Salud y Bienestar y Educación, son mucho más reticentes a cursar estudios en Ingeniería y Arquitectura y, especialmente, en Tecnologías de la Información y Comunicaciones.
Romper los estereotipos y roles de género en las etapas educativas más tempranas es esencial para no condicionar las decisiones que las futuras universitarias tendrán que tomar. Y es aquí donde la comunidad universitaria debe ser proactiva. Tenemos destacadas físicas, químicas, matemáticas e ingenieras en computación. Tenemos investigadoras que son líderes indiscutibles en sus áreas de conocimiento. Pero debemos visibilizarlas y acercarlas más a las niñas si queremos convertirlas en referentes para ellas.
La inclusión de las mujeres impulsa la excelencia científica y aumenta la calidad de los resultados. Más niñas y mujeres en la Ciencia nos brindarán a toda la sociedad soluciones más sólidas, más creativas y más eficientes. Es obligación de la Universidad.