La inmersión ha permito descubrir estructuras subacuáticas de piedra, restos de cerámica y un horno para fundición de hierro. Además, el equipo de buzos ha podido fotografiar un desnivel de piedra que unía el yacimiento y el río.
La inmersión de hoy forma parte de una iniciativa desarrollada en el marco del proyecto Alto Guadiato Arqueológico en colaboración con el Proyecto Roatán y que persigue el análisis de este yacimiento. En este trabajo se combinan por primera vez técnicas de documentación 3D terrestre y subacuática en aguas continentales de la provincia.
La inmersión que se ha iniciado a las 11.00 horas y se ha prolongado durante una hora tiene como objetivo realizar una misma fotogrametría tridimensional, uniendo la información procedente de los restos hallados en el agua, más la documentación terrestre, de la que es responsable Massimo Gasparini.
El equipo del proyecto Roatán está integrado por el instructor-profesor de buceo técnico, Vicente Víbora, los biólogos Daniel Ortega y Alejandro Parras y los alumnos de último año de Grado de Biología, Alejandro Roldán y Elena Rodríguez. Todos ellos están coordinados por el profesor doctor en Ciencias Biológicas Alberto Redondo quien ha explicado que la inmersión se ha realizado en condiciones extremas por la baja temperatura del agua -10 grados-, muy baja visibilidad y corrientes. Pese a ello, Redondo ha manifestado que el trabajo desarrollado ha sido “todo un éxito por los hallazgos logrados” y ha destacado el hecho de que los buzos hayan descendido hasta 11 metros bajo el agua.
Los trabajos en el pantano se desarrollan por un equipo de la Universidad de Córdoba dirigido por Araceli Cristo Ropero, con la coordinación de Antonio Monterroso y Alberto Redondo, para lo que cuentan con el apoyo y autorización tanto de la Junta de Andalucía como de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir.
El equipo del proyecto Roatán lleva más de un año trabajando para adaptar las técnicas de recreación en 3D de entornos terrestres al medio subacuático. Una de las claves de su trabajo consiste en llevar a cabo un buceo técnico que posibilita la obtención de imágenes con la calidad suficiente sin levantar polución del fondo. Así, la metodología de trabajo en el pantano de Sierra Boyera continúa las pautas desarrolladas con éxito por este equipo en Honduras, la segunda barrera de coral más importante del mundo. Además, se trata de un buceo sostenible que permite ser mínimamente intrusivo con el medio.
Los trabajos de inmersión en el pantano de Sierra Boyera, según ha comentado Redondo, se repetirán en las próximas semanas.