La pandemia originada por el coronavirus SARS-CoV-2 ha generado numerosas consecuencias que traspasan el ámbito sanitario. Según los resultados preliminares de un estudio coordinado por el grupo de investigación SEJ-614 INCIDE (Infancia, Ciudadanía, Democracia y Educación), de la Universidad de Córdoba, en el que participan las universidades públicas andaluzas, algunos de los estragos ocasionados como consecuencia de la COVID-19 tienen un efecto más negativo sobre la mujer. Entre ellos, la brecha laboral de género, que, según el trabajo, ha experimentado un leve repunte a lo largo de los últimos meses.
Si el paro estructural ya afectaba más a la mujer con anterioridad a la COVID-19, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), los resultados obtenidos por este trabajo, generados a partir de más de 2.500 cuestionarios cumplimentados por familias andaluzas con hijos y/o hijas de entre 3 y 12 años, revelan que el desempleo se ha incrementado un 1,4% más en las mujeres, que ya eran casi 200.000 afiliadas menos que los hombres en la Seguridad Social justo antes del estado de alarma.
El cuestionario recoge diversas variables sociodemográficas, como la situación laboral o la corresponsabilidad familiar entre hombres y mujeres, tanto en el reparto de las tareas domésticas como en el acompañamiento en las tareas escolares de sus hijos e hijas durante el confinamiento.
En este sentido, los resultados del trabajo apuntan a que ‘la escuela en casa” recae en mayor medida sobre las espaldas de las mujeres. El cierre de los colegios ha trasladado las tareas escolares a los hogares, sin embargo, la mitad de las encuestadas afirma que sus parejas no comparten con ellas la ayuda en estas actividades. En cambio, el porcentaje de respuestas afirmativas, cuando se trata de compartir con sus parejas varones las actividades de ocio con sus pequeños, asciende al 79%.
En cuanto a las tareas de limpieza y elaboración de comidas, el porcentaje de mujeres que ha señalado estar de acuerdo, o totalmente de acuerdo, en que sus parejas han ayudado en estos quehaceres oscila entre el 47 % de la limpieza de la ropa y el 64 % de la limpieza general del hogar y la elaboración de las comidas. El mayor porcentaje de colaboración de los varones se produce en la compra de productos de alimentación o de higiene. Así, el 83 % de las mujeres afirma que su pareja ha colaborado a la hora de comprar productos para el día a día.
Desde el punto de vista de los hombres, el porcentaje es más elevado, al afirmar el 80 % que comparte con su mujer las tareas de limpieza. En este sentido, el estudio constata la discrepancia en las percepciones de mujeres y hombres respecto al nivel de corresponsabilidad que se produce en las tareas domésticas y escolares. Los hombres manifiestan una autopercepción de colaboración más elevada que la expresada por las mujeres. Este dato, según señala el trabajo “podría apuntar a un efecto de deseabilidad social en las respuestas expresadas por los varones, al intentar ajustarse a los parámetros de igualdad entre géneros, que cada vez están más asumidos a nivel de discurso social, pero no de práctica real.”
La docencia online aprueba con un “bien”
En cuanto a la valoración de las familias sobre la docencia online recibida por los hijos y las hijas, el 35 % la considera buena o excelente frente a un 26 % que la cataloga como mala o muy mala. Entre ambos extremos, un 39 % de las familias la evalúa como aceptable. Se han encontrado diferencias entre los colegios públicos y los privados concertados. Por parte de las familias, cuyos hijos e hijas reciben enseñanza en colegios concertados, resultan un 7% más altas las valoraciones positivas y también un 7% más bajas las valoraciones negativas, respecto a los colegios públicos.
Estos datos, según señala el equipo de investigación, “no implican necesariamente que la docencia on-line impartida en los centros públicos tenga una calidad inferior, sino que puede deberse a otros factores como el nivel de conectividad de las familias, la ratio tecnológica familiar o el conocimiento y competencia digital de los mismos”.
La brecha digital existente en las zonas de mayor vulnerabilidad y exclusión social habitualmente afectan a familias cuyos hijos e hijas se escolarizan en centros públicos. Por tanto, para obtener conclusiones fiables, “este dato habría que estudiarlo con más precisión, complementándolo con otras dimensiones incluidas en el estudio, como el nivel de estudios de los progenitores o su situación socio laboral”.
En resumen, los datos preliminares apuntan a un mayor impacto negativo del COVID-19 en la situación laboral de las mujeres. Asimismo, la información recabada revela que las mujeres, durante la situación de confinamiento por causa del virus, han asumido en mayor medida la limpieza del hogar o el apoyo en las tareas escolares de los hijos y las hijas. Por último, la valoración global que las familias realizan de la docencia online es positiva, aunque el estudio seguirá analizando otros factores que pueden arrojar más luz sobre las condiciones concretas en las que se está desarrollando el proceso de enseñanza-aprendizaje virtual.