Los bosques, y la vegetación en general, tienen la capacidad de absorber el CO2 presente en la atmósfera reduciendo así la presencia de este gas invernadero. Es lo que se conoce como secuestro del carbono. Si los árboles ayudan a revertir los efectos del calentamiento global, parece lógico pensar que, a más árboles, más reducción de CO2. Sin embargo, una investigación publicada en la revista Forests, y en la que participan investigadores del grupo Evaluación y Restauración de Sistemas Agrícolas y Forestales (ERSAF) de la Universidad de Córdoba, ha comprobado que las claras, es decir, la reducción del número de árboles presente en los bosques, contribuye a aumentar el secuestro del carbono y a mejorar su adaptación al cambio climático.
Para realizar el estudio, los investigadores de ERSAF coordinaron un estudio a escala nacional en el que usaron la Red de Parcelas de Selvicultura Adaptativa del proyecto Silvadapt. Esta Red cuenta con ensayos de claras con dos intensidades (suaves e intensas), en repoblaciones de tres especies de pinos mediterráneos: pino silvestre, pino salgareño y pino carrasco, ubicados a lo largo del arco mediterráneo español.
En 2021, se integraron todas las medidas de cada una de las parcelas, incluyendo los datos de biomasa, y carbono orgánico del suelo, para estudiar el cambio temporal de la capacidad de secuestro de carbono según los diferentes tipos de claras efectuados.
Con todos esos datos, el equipo de investigación fue capaz de determinar el contenido de carbono presente tanto en la estructura del árbol como en el suelo, comprobando que las parcelas sometidas a una mayor intensidad de claras (una reducción mayor de la espesura del bosque) secuestraron más carbono. Así, “las claras ayudan a los pinares a adaptarse al cambio climático ya que permiten optimizar el crecimiento del bosque, además de favorecer una mayor incorporación de la materia orgánica al suelo, lo que aumenta los 'almacenes' de carbono en los bosques”, afirma Antonio Cachinero Vivar, investigador del grupo ERSAF de la UCO.
Estos resultados corroboraron estudios previos basados en dendrocronología (medida del ancho de los anillos de los árboles), que ya habían puesto en evidencia un mayor crecimiento asociado con una reducción de la densidad, lo que indica que en años posteriores a la clara, los árboles remanentes tuvieron acceso a una mayor disponibilidad de recursos al reducirse la competencia. Por tanto, con más recursos crecen más y pueden secuestrar más carbono.
El estudio, que se ha realizado en el marco de la red Silvadapt, de la que forman parte 14 universidades y centros de investigación españoles, ha contribuido a reforzar la importancia de la silvicultura adaptativa en el incremento de la resiliencia de los bosques, y su contribución para mitigar los efectos del cambio climático.
Referencia:
Rafael M. Navarro-Cerrillo, Francisco J. Ruiz-Gómez, Jesús J. Camarero, Víctor Castillo, Gonzalo G. Barbera, Guillermo Palacios Rodríguez, Francisco B. Navarro, Juan A. Blanco, Juan B. Imbert, Antonio M. Cachinero-Vivar, Antonio J. Molina y Antonio D. del Campo, “Long-Term Carbon Sequestration in Pine Forests under Different Silvicultural and Climatic Regimes in Spain”, Forests 2022, 13(3), 450; https://doi.org/10.3390/f13030450.