En Matriarcadia no hay hombres. Tras 2.000 años de la desaparición del último hombre las mujeres viven en comunidad en un pequeño país aislado en el que se ha construido una suerte de utopía feminista en la que la misión es perpetuar la especie (y mejorarla) y la maternidad se convierte en algo así como una religión. Este escenario que propone la también autora de la obra feminista El papel pintado amarillo, Charlotte Perkins Gilman, se ve perturbada por la aparición de tres hombres, tres exploradores que consiguen alcanzar Matriarcadia con intenciones exploratorias.
En la segunda sesión de Cienciaficcionados, la tertulia sobre ciencia ficción organizada por la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación de la Universidad de Córdoba, los investigadores José Hernández Ascanio y Paula Martín Salván junto a la periodista Marta Jiménez y un nutrido público de casi medio centenar de personas se adentraron también con intenciones exploratorias y analíticas en la novela de Gilman.
Ni Paula Martín, experta en narrativa contemporánea en lengua inglesa, ni José Hernández, experto en innovación social y exclusión social, se quedarían a vivir en Matriarcadia. La dificultad de integrarse en un espacio en el que hay un único proyecto tan específico (la maternidad) o la homogeneidad exagerada de la sociedad son algunas de las razones que expusieron "además de la ausencia de arte y expresiones creativas libres".
Si el objetivo era presentar una sociedad que gira en torno a la autodeterminación de las mujeres, ¿por qué la novela está narrada desde la visión de los hombres que llegan a Matriarcadia? Tratando de comprender a Gilman, Paula Martín rescata la tradición literaria de la época "la novela buscaba un tipo de fórmula reconocible para sus lectores y esa es la de la novela de aventuras, que estaba en pleno auge en esa época con autores como Henry Rider Haggard o Edgar Rice Burroughs". Además de esa idea de exploradores que se integran en lo salvaje, otra de las respuestas a esta cuestión puede ser "la necesidad de representación y de integrar al lector ya que presenta tres arquetipos de la masculinidad: una más alfa, otra más alternativa y una más crítica capaz de posicionarse de manera más distante y hacer evaluación en términos objetivos" comentó José Hernández. No hay que olvidar que la novela nace de una sociedad como la americana de principios del siglo XX.
La crítica a esa sociedad encorsetada está presente y se ve a través del contrapunto del mundo pacífico e ideal de Matriarcadia y las ideas que los tres exploradores traen de casa.
En la novela también lo personal es político. "Para Gilman lo principal es predicar sus ideas en sus escritos, no tanto hacer literatura" contó Paula Martín. Por eso la novela se centra en la autodeterminación de las mujeres, ya esa era una de las ideas por las que luchaba la autora, que también fue una sufragista reconocida. También hace un alegato con esta historia a la crianza colectiva "en un momento en el que el sistema público de cuidados es inexistente al igual que la conciliación y el reparto de tareas, poner la tensión sobre esa temática tiene mucho que ver con una apuesta personal" resalta José Hernández.
Pero Matriarcadia no es tan ideal. A diferencia de muchas otras utopías feministas las autora no rompe ni con el binarismo de género ni con la heteronormatividad, además aparecen tintes eugenésicos con esa búsqueda de la perfección en las mujeres y todo está subyugado a la maternidad y la crianza.
La conversación posterior con el público giró, sobre todo, en torno a la idoneidad de esa utopía presentada por Gilman o si, en cambio, había algunos puntos como el de la maternidad como religión que se acercaban a planteamientos distópicos.
Las opiniones divididas entre si son más efectivas para alcanzar mejoras las distopías (que a través del miedo pueden llamar a la acción para evitar ese futuro negativo) o las utopías (con soluciones imaginativas sobre una sociedad mejor y más justa social y medioambientalmente). ¿Es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo? ¿Se necesitan más utopías y más narrativas luminosas? Son algunas de las cuestiones que quedaron sobre la mesa en esa búsqueda de mundos mejores.
Cienciaficcionados, que cuenta este año con la colaboración de la Biblioteca Pública Grupo Cántico de Córdoba, es una acción contemplada dentro del X Plan Anual de Divulgación Científica de la Universidad de Córdoba, diseñado por su Unidad de Cultura Científica y de la Innovación, aprobado por Consejo de Gobierno y cofinanciado por la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT) del Ministerio de Ciencia e Innovación.