La era tecnológica - digital ha transformado profundamente el modelo de comunicación, entre otras cuestiones. La información antes mediada por periodistas y medios de comunicación se democratiza y la ciudadanía hace labores de comunicación antes reservadas a un grupo más pequeño con formación periodística. En ese contexto, la titularidad y ejercicio de derechos fundamentales como el derecho a la información o la libertad de expresión también cambia. Junto al aumento de fuentes, recursos informativos e inmediatez de las redes, llegan también el incremento de la desinformación y el "odio digital".
Con este caldo de cultivo, el investigador del Área de Derecho Constitucional de la Universidad de Córdoba y del grupo de investigación Democracia, Pluralismo y Ciudadanía Carlos Arce Jiménez lleva a cabo una investigación que se centra en analizar los desafíos para el Derecho en el ámbito digital: la difusión del odio y sus consecuencias socio-jurídicas a través de la utilización de las nuevas tecnologías, por una parte, y cómo las estrategias político-normativas para su represión están produciendo externalidades negativas no menores en otros derechos fundamentales, principalmente en las libertades de expresión e información, por otra.
Este trabajo convertido en el libro Una lucha contra el «odio digital» con pleno respeto a los derechos fundamentales "permitirá transferir el conocimiento generado a la sociedad" como ha recordado la vicerrectora de Innovación y Transferencia, Lourdes Arce, que ha dado la bienvenida a una conversación entre Carlos Arce y el educador social Ángel Madero, moderada por la periodista y coordinadora de la Unidad de Cultura Científica y de la Innovación Elena Lázaro con motivo de la presentación de este trabajo.
El libro aborda la "senda del odio" que comienza por la desinformación a la que sigue el discurso de odio que puede continuar con el delito de odio y para la que el investigador propone un final optimista: las estrategias para hacer frente a esta situación que acaba incidiendo en las discriminaciones de grupos más marginalizados.
La conversación arrancó abordando el paso del periodismo más "exclusivo" a los efectos de esa democratización mediada por la tecnología y la desinformación o infoxicación como efecto negativo derivado de la situación. Para Ángel Madero, que ha participado en estrategias de políticas públicas para la gestión de la diversidad y que desde 2013 ha estado relacionado con diferentes estrategias anti rumores, resaltaba la necesidad de "tomar partido, porque hay que decidir si se es parte del problema o de la solución en la difusión de bulos y discurso de odio".
Tras una conversación animada con el público asistente, medio centenar de personas entre las que había alumnado, profesorado y periodistas, el investigador lanzaba una mirada optimista para luchar contra el odio digital, basada en la alfabetización digital y el empoderamiento de la ciudadanía para hacer frente a esos discursos, alejada del punitivismo.