Los daños forestales provocados por insectos y enfermedades se están incrementando en muchas partes del mundo debido a los cambios en el clima. La reducción de los mecanismos de defensa de las plantas inducida por el calentamiento global parece contribuir al aumento de la vulnerabilidad de los bosques ante la incidencia de patógenos y enfermedades.
Estas perturbaciones hacen peligrar muchos de los servicios que los bosques ofrecen para el bienestar planetario, como el secuestro de carbono, la regulación de los flujos de agua, la producción de madera o la conservación de la biodiversidad. Contar con el mapa completo y armonizado de cuáles han sido y cuáles están siendo estas perturbaciones en Europa se torna esencial para poder comprender y adelantarse a futuras incidencias, protegiendo así los bosques y estos servicios.
Sin embargo, este registro europeo unificado no existía. Hasta ahora. Un equipo internacional coordinado por el Joint Research Centre (JRC) de la Comisión Europea en el que han trabajado los investigadores del Departamento de Ingeniería Forestal de la Universidad de Córdoba Rocío Hernández y José Luis Quero han desarrollado una nueva base de datos espacialmente detallada sobre las perturbaciones provocadas por patógenos y enfermedades (en inglés, Database of European Forest Insect and Disease Disturbances – DEFID2).
“Trabajamos durante meses en un comité de expertos en el que se exponían los diferentes sistemas de registro de estas perturbaciones que había en los diferentes países o regiones y se establecieron una serie de nexos de unión, dando lugar a esta base de datos común más simplificada, pero muy robusta que minimizaba al máximo el tema de la subjetividad y que probamos con datos de los diferentes países” cuenta Rocío Hernández sobre el proceso de creación de este “idioma común para todas las casuísticas forestales que hay en Europa”, como lo define José Luis Quero. Así, todos los países pueden traducir sus registros a este lenguaje común que es DEFID2 y ponerlos a disposición de toda la comunidad en esta herramienta abierta.
Y es que la base de datos cuenta con más de 650.000 registros georreferenciados armonizados, mapeados de insectos y enfermedades que ocurrieron entre 1963 y 2021 en los bosques europeos. Los registros abarcan actualmente ocho países diferentes y se adquirieron mediante diversos métodos como estudios terrestres o técnicas de detección remota.
“Lo importante es que este protocolo armonizado permite que cualquiera pueda alimentarla base de datos. De esta forma, podemos ir ampliando el número de áreas afectadas incluidas para así aumentar la potencia de los modelos predictivos y poder reducir los niveles de incertidumbre”, explica Quero.
Los registros en DEFID2 se describen mediante un conjunto de atributos cualitativos, que incluyen la gravedad y los patrones de los daños, los patógenos, las especies de árboles hospedantes, los factores desencadenantes impulsados por el clima, las prácticas silvícolas y las eventuales intervenciones sanitarias. Además, “hay un componente muy interesante y es que es la primera base de datos que hace conexión con datos de teledetección”, resalta Hernández. De esta manera se unen el patrón espacial de los daños y el patrón temporal.
La base se complementa con datos satelitales de las áreas forestales afectadas de series temporales de Landsat Normalized Burn Ratio, un índice muy sensible a cambios abruptos en la vegetación que permite, a través de imagen conocer el inicio, la duración y la magnitud de la perturbación.
Además de tener en cuenta los patrones espaciales y temporales, algo que facilita la teledetección con los datos del paso de satélites en diferentes épocas, hay un tercer nivel importante de información: la interacción entre factores. Como explica Quero: “los daños de patógenos o enfermedades son un daño biótico (interno, de los organismos vivos), pero tienen una historia abiótica (factores externos)”. Es decir, se casa la información de los daños bióticos con eventos ambientales como son la sequía, el viento o incendios. Ambos factores pueden ser detectados por teledetección y se analiza la relación entre ambos, tanto pasada como futura, tratando de prever si ciertas condiciones ambientales pueden ser caldo de cultivo para una nueva enfermedad o desarrollo de patógenos.
Los datos de la Universidad de Córdoba
La seca de quercínias, principalmente en especies de encina y alcornoque, el decaimiento en coníferas como el pino silvestre, salgareño o el pinsapar son algunos de los casos de daños en bosques españoles que se han incluido a partir de estudios de la UCO. Estos datos, han sido recogidos por estos investigadores a lo largo de más de 10 años y a través de varios proyectos de investigación que, de manera pionera, se centraron en el uso de la teledetección para documentar y analizar los daños por decaimiento de árboles.
Así, este esfuerzo común europeo en la generación de la base de datos DEFID2 se revela como un recurso novedoso que ofrece una contribución única para diseñar redes de experimentos, mejorar la comprensión de los procesos ecológicos que hay tras las perturbaciones bióticas de los bosques, dar seguimiento a su dinámica y mejorar su representación en modelos terrestres y climáticos. Usarla y continuar alimentándola con datos aumentará su potencial en la protección de los bosques y los servicios que brindan.
Referencia
Forzieri, G., Dutrieux, L. P., Elia, A., Eckhardt, B., Caudullo, G., Taboada, F. Á., Andriolo, A., Bălăcenoiu, F., Bastos, A., Buzatu, A., Dorado, F. C., Dobrovolný, L., Duduman, M.-L., Fernandez-Carrillo, A., Hernández-Clemente, R., Hornero, A., Ionuț, S., Lombardero, M. J., Junttila, S. … Beck, P. S. A. (2023). The Database of European Forest Insect and Disease Disturbances: DEFID2. Global Change Biology, 29, 6040–6065. https://doi.org/10.1111/gcb.16912