Las escalas de desarrollo infantil son un recurso particularmente valioso para evaluar el desarrollo en edades tempranas a partir de ciertos hitos evolutivos, una herramienta con la que profesionales del ámbito de la salud y la educación analizan el progreso y habilidades de los menores en diversas áreas como el lenguaje, las habilidades motoras o cognitivas o las interacciones con el entorno. La importancia de estas pruebas radica, precisamente, en que ayudan a identificar posibles problemas en el desarrollo, establecer diagnósticos tempranos y pautar tratamientos.
Una revisión científica ha analizado, precisamente, las nueve escalas especializas de Desarrollo Infantil más importantes en la actualidad y la forma en la que estas han salido validadas. El objetivo: comprobar hasta qué punto estas pruebas, utilizadas en la práctica clínica y en el ámbito de la investigación, han sido desarrolladas sobre la base de una validación métrica y metodológica sólida.
Las principales conclusiones del trabajo ponen una sobre la mesa una serie de "carencias importantes que podrían corregirse para mejorar la calidad y diagnóstico de estas escalas", destaca la investigadora Araceli Sánchez, directora del centro de Atención Temprana de la Universidad de Córdoba y una de las autoras de la investigación, junto a José Antonio Moriana y Sara Luque, del grupo de 'Psicología Basada en la Evidencia' de la institución académica.
En primer lugar, el trabajo destaca la "falta de estudios independientes" con las que estas pruebas han sido validadas. "Cuando se construye una nueva escala, es importante que se le sumen análisis ajenos que aseguren que la prueba es eficaz para el objetivo que tiene y que mide lo que realmente pretende", subraya la investigadora Araceli Sánchez. "En ese caso, hemos encontrado muy pocos", concluye.
Por otro lado, el trabajo, que ha analizado más de 70 artículos de investigación, destaca la "escasa variedad" de las muestras que han sido empleadas para validar las distintas escalas de desarrollo. "Muchas de estas escalas, especialmente por debajo de los dos años, aglutinan en un solo grupo a menores de varias franjas de edad con el objetivo de poder tener cierta potencia estadística", explica la autora de la investigación. El problema es que "dentro del rango de edad de los 0 a os 12 meses hay una gran variabilidad debido a los enormes cambios que se producen en los pequeños durante las primeras etapas de la vida", explica.
Sesgos culturales y económicos
Otra de las principales limitaciones de estas escalas, según destaca la investigación, son los "sesgos culturales" que han podido generarse durante la validación de las mismas. La mayor parte de ellas utilizan una baremación acorde al país de origen en el que se realizaron, que normalmente suele ser Estados Unidos. Aunque en algunos casos en Europa se han hecho adaptaciones culturales, tienen un coste económico elevado, por lo que esto sería más difícil en países más desfavorecidos. "En algunos casos, cuando hemos hecho actividades de cooperación al desarrollo en territorios más empobrecidos, hemos comprobado cómo estas escalas en niños puntuaban de manera diferente”, destaca Araceli Sánchez.
Este trabajo, supone, en definitiva, no sólo un pequeño "toque de atención" sino, en palabras de la investigadora, un paso importante en cuanto al conocimiento de las escalas de desarrollo. Las conclusiones de este estudio podrían ayudar, de esta forma, a mejorar unas pruebas diagnósticas que son fundamentales para detectar dificultades en edades tempranas y establecer un tratamiento a tiempo más certero y personalizado.
Referencias: Sánchez-Raya, Araceli & Dios, Sara & Moriana, Juan Antonio. (2023). Quality of child development scales. A systematic review. International Journal of Educational Psychology. 1. DOI: 10.17583/ijep.10733.