La gastronomía tiene interés turístico a través de cuatro vías:
- La gastronomía como parte de la cultura local (por ejemplo, comer churros en Madrid).
- La gastronomía como atracción turística (por ejemplo, comer los churros en San Ginés, una de las chocolaterías más antiguas de Madrid).
- La gastronomía como producto turístico (por ejemplo, comer churros en alguno de los locales satélite de la chocolatería San Ginés, en los alrededores del local original).
- La gastronomía como experiencia turística (por ejemplo, ir a comer churros a la chocolatería San Ginés vestidos de chulapos el día de San Isidro, patrón de Madrid).
En la calle y en el mercado
La gastronomía como atractivo turístico se ha desarrollado en los últimos años no solo bajo la forma de restaurantes y locales propios. También han surgido nuevos modelos que reúnen las cuatro vías de la experiencia gastronómica (atracción, producto y experiencia turística, además de atractivo local):
- La gastronomía ofrecida en puestos callejeros (street food), un modelo que, en algunas regiones y países, se liga a la economía informal y a menores controles y regulaciones (o más laxas). Una variación de esta modalidad son los food trucks, la gastronomía que se ofrece en camionetas (con comida de todo tipo: cocina local, hamburguesas, pizzas, helados).
- Los mercados gastronómicos, que han aparecido en muchas ciudades con intereses turísticos. Estos mercados integran el tradicional mercado de abastos con nuevas líneas de negocio, más enfocadas a los turistas. Ejemplos de ello serían el Mercado de la Boquería en Barcelona, el Mercado San Miguel en Madrid, el Mercado de Correos en Murcia o el Mercado de la Victoria en Córdoba. De hecho, los mercados gastronómicos se están convirtiendo en sí mismos en uno de los atractivos turísticos de los destinos.
- Los festivales gastronómicos, que permiten reforzar la identidad regional o local y son un buen lugar para exponer los productos gastronómicos locales.
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Un importante reclamo
Entre el 31 de julio y el 11 de agosto de 2023, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) realizó la encuesta “Turismo y gastronomía” a una muestra de 4 583 personas.
Según esta encuesta, la gastronomía es una motivación complementaria para el resto de modalidades de turismo, especialmente cultura y naturaleza.
Ante la pregunta sobre la tipología de turismo preferida, el 6 % eligió el turismo gastronómico como primera opción y el 17,9 % como segunda opción. Cabe pensar, pues, que para casi una cuarta parte de los turistas que recorren España la gastronomía es una motivación importante para su viaje.
El 21,4 % de los viajeros que eligen el turismo cultural como primera opción y el 20,4 % de los que se decantan por el turismo rural optan por la gastronomía como motivación secundaria.
Dicho estudio muestra, además, que el perfil sociodemográfico del viajero influye en su preferencia por el turismo gastronómico. Por ejemplo, hay más posibilidades de que los hombres, las personas casadas y aquellas que tiene mayor renta se decanten por el turismo gastronómico, como muestran los modelos de regresión logística aplicados a la base de datos.
Con respecto al gasto, el 56,3 % de los encuestados paga durante su viaje cada vez que va a un restaurante entre 15 y 30 euros. Además, para los turistas, los platos más representativos de la comida española son, por este orden, la paella (48 %), la tortilla de patatas (25,4 %) y el jamón ibérico (17,8 %). ¡Ah! Y la tortilla de patatas para el 70,4 % de los encuestados debe ser con cebolla y muy poco hecha (53,9 %).
Y más del 63 % de los encuestados organiza sus vacaciones él mismo, a través de internet. Quizás venga de allí la importancia de las redes sociales (48,9 % de los encuestados dicen tomarlas en cuenta al decidir sus vacaciones) en la consolidación de los destinos turísticos.
Conclusiones
Variables como el atractivo sensorial de la comida, la experiencia cultural que buscan los visitantes o la preocupación por la salud (alimentos saludables, medidas y controles sanitarios) son elementos básicos para el disfrute de la experiencia gastronómica local. De ahí que tanto las diferentes administraciones públicas como las empresas privadas deban tomar en cuenta estas variables y ponerlas en valor a la hora de utilizar el reclamo gastronómico en la promoción del destino.